Ir al contenido principal

Tiempo, espacio. Siente.

Hemos dado el tiempo, ese tiempo que parece que se nos está escapando continuamente, de forma hasta descarada, de forma desleal y burlona. Ese, ese tiempo, hemos querido darlo. Darlo a la contra de todo, en sentido contrario de lo que estamos acostumbrados. Aquí, hoy, hay tiempo.

Vamos a permitirnos parar, vamos a hacerle una jugarreta al inconsciente, a nuestro "yo", a nuestro "carácter". Sí, vamos a hacerle la jugada de que no tenemos prisa, de que da igual que se dispare la trampa, da igual que se nos despierten fantasmas. Vamos a estar ahí. Hay tiempo, tenemos horas por delante, y no vamos a correr. Tiempo para hacer y deshacer, y para no hacer nada.

Hemos dado tiempo, y que bajen las defensas, tiempo, y que baje la guardia... porque la guardia baja con tiempo, y las defensas con ella. Baja.. y rebaja tensión. Vamos a estar ahí. Pase lo que pase. No hay prisa. Vamos al revés. "Vísteme despacio, que voy de prisa". Bien, ahí. Ralentiza, desacelera, párate.

Entra en la nada, entra en el todo, o no entres si no quieres. Pero tienes tiempo. Suenan de fondo, ritmos del cajón, creamos dinámicas para estar cada uno en contacto con sí mismo. Te acompañamos, te invitamos a entrar en ti, te sugerimos un paseo por ti, regodéate en ti, descúbrete y sorpréndete: qué es ese crujir de huesos, y ese lunar, y ese mechón que te apetece acariciar.

Pon caras, arruga la frente, experimenta con mohínes, abre la boca, enseña los dientes. Estate ahí, no hay prisa, date la pausa. ¿Qué pasa?, ¿qué gesto es ese que te ha sacudido?, ¿qué sonido has emitido sin pensar?. Siéntelo. Siente.

Hemos ofrecido el espacio. Ese espacio cuidado con mimo, ese espacio que recoge, que acoge, que envuelve. Ese. Hemos querido que sea espacio amigo, espacio íntimo. Lugar seguro para invitar al abandono confiado.

Muévete ahí, déjate sentir luces y sombras, empápate de olores, texturas y sutilezas. Tómalo, éste, lugar tuyo ahora, ahora es tu espacio. Tómalo como quieras, explóralo. Te acompañamos. Con un cante jondo, con seguirillas, con martinetes.

Desplázate, invéntate la forma, prueba nuevas maneras. Abre los brazos, cómetelo, ese espacio, invádelo, muérdelo, lámelo, abárcalo desde los ojos. Encójete en él, repliégate en uno de sus rincones. Aráñalo, sacúdelo, choca. Nota el aire, nota sus caricias, piénsate en tu forma y volúmen, dibujando caprichosas sinuosidades. Sientelo. Siente.

Siente, siente, es lo único que queremos. Siente, escúchate, estate en tí, hazte contigo,
con tus formas y tus contenidos, con tus maneras que son tuyas. Siente. tienes el tiempo, tienes el espacio.







Comentarios

Entradas populares de este blog

En este amanecer...

"En este amanecer,  que me saca de mi oscuridad, que me devuelve la esperanza y me saca de este sueño. Poquito a poco  me va abriendo  la puerta la realidad" Letra de Navajita Plateá La hemos cantado y la hemos recitado. La hemos hecho un poco nuestra, esa letra, la hemos sentido, dejándola que nos llenara y dejándonos llevar por ella, por lo que nos iba inspirando. Y fue un proceso, lo que nos llegó. Un proceso que se inició en la lentitud, y nos permitió saborear las palabras, el ritmo, con sus pausas, sonidos y silencios, regodeándonos hasta en cada uno de los recovecos de este recorrido. Así fue. De amaneceres que sacan de la oscuridad, queremos hablar. De amaneceres que podemos experimentar en algún momento de nuestras vidas. Amaneceres que sacan de sueños, y abren puertas a realidades. El camino de ver bien, de percibir bien, en definitiva. Jesús García Blanca, en su último libro, "Wilhelm Reich, inspirador de Rebeldía", nos pre

El flamenco, el ritmo

Como me han dicho hace poco, dile al cienpiés que nos explique cómo se las apaña para caminar. En lo que se pare a analizar, seguro, se liará con sus tantísimas patas. Estoy llevando el ritmo con las manos y los pies en un curso de flamenco. Al lado, una chica está mirándome y tratando de copiar. Al final me pregunta: ¿cómo se hace, tres palmadas y una con los pies?. Me quedo parada, me he puesto a pensar y ya he perdido el compás. Salgo del paso y le contesto "no lo sé"... No sé, francamente, cómo lo hago. Me mira con cierta frustración. Me había dejado llevar, simplemente eso, había observado un rato y después, como en volandas, había entrado en ese ritmo común creado en el grupo. Ahí estaba el cantaor, totalmente entregado en sus coplas, mostrando diferencias entre soleá. soleá por bulerías, y bulerías. Su enseñanza, con la práctica, su ejemplo dejándose invadir por el sentir. Ahí estaban los alumnos, algunos tratando de seguir con el alma, otros, con la cabeza. Y me vie

su tiempo...

Rescatamos estas palabras del Eclesiastes: "Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora. 2  Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado; 3  tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de destruir, y tiempo de edificar; 4  tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de endechar, y tiempo de bailar; 5  tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar piedras; tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar; 6  tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de guardar, y tiempo de desechar; 7  tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar; 8  tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz..." Un tiempo para parar,  y otro para seguir y un tiempo para el todo,  y otro para la nada Y vivir el todo ¡Y vivir la nada! ¡Y estarse ahí! Todo, sí, tiene su tiempo. Y un tiempo hay para cada cosa, para cada esta